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Enrique Benítez Palma

Una defensa argumentada del anillo ferroviario


La metáfora del tren que se va es muy utilizada en el cine y en la narrativa. El protagonista deja escapar un tren que le conduce a otra ciudad, a otro país, quizás a otra vida, y la decisión final y definitiva de subir al tren es una decisión crucial, una decisión de la que va a depender el resto de su vida, por acción o por omisión.

Creo que esta metáfora viene como anillo al dedo –nunca mejor dicho- para explicar la situación que existe en la comarca de Antequera con respecto al llamado “anillo ferroviario” –un complejo de innovación tecnológica vinculado al ferrocarril- que el Gobierno de la Nación a través de ADIF quiere ubicar en la zona. Desde mi punto de vista, apenas se me ocurren argumentos en contra, ya que el impacto directo en materia de empleo, por sí solo, merece el aval y la confianza en un proyecto de estas características. Pero, además, estamos hablando de una infraestructura envidiada en todo el mundo, que va a situar a la comarca de Antequera y a Málaga en la vanguardia de la investigación mundial.

La oportunidad no puede escaparse. Y mucho menos cuando la tendencia debe ser hacia la creación de empleos de calidad, basados en la innovación, y cuando los sobresaltos geopolíticos obligan a realizar una apuesta firme y convencida por el transporte público. El futuro del anillo ferroviario es un futuro de empleo, de innovación, de investigación. Es un proyecto de referencia mundial que, obviamente, tiene sus contraprestaciones. Pero es sin lugar a dudas un proyecto que aceptarían sin dudarlo un segundo las más avanzadas regiones de Europa y de cualquier país industrializado.

Un reciente estudio sobre una instalación similar ubicada en la región Nord – Pas de Calais de Francia habla de la creación de unos 10.000 empleos directos en la zona, especialmente en pymes, dando un impulso sin precedentes al sector industrial. La inversión prevista supera los 360 millones de euros (60.000 millones de las extintas pesetas), y España se uniría al selecto club de países con circuitos de pruebas similares (Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón, República Checa). La instalación en Málaga permitiría crear un cluster de empresas vinculadas con la tecnología ferroviaria, a partir de la apuesta por los Talleres de Los Prados y otras instalaciones hechas por el Ministerio de Fomento y por Magdalena Álvarez en particular. Y permite afrontar el futuro con un tejido productivo diversificado e innovador.

La crisis de los países árabes añade un punto de oportunidad a la construcción de esta gran infraestructura. Las economías de los países occidentales no pueden permanecer dependientes de los altibajos del precio del petróleo. El transporte público gana peso, la apuesta por los modos colectivos de transporte es ya una realidad. La conexión entre ciudades y regiones mediante trenes de alta velocidad es un modelo de éxito que desde España se ha exportado incluso a los Estados Unidos. En el horizonte, las ventajas del tren, su uso intensivo en el futuro inmediato, es una evidencia incontestable.

Por lo tanto, digamos sí al anillo ferroviario. Sí al progreso de nuestra provincia, sí a las oportunidades. Abramos la puerta a la innovación y a la esperanza. Y sintamos el orgullo de albergar en nuestra tierra una de las mayores inversiones productivas que se van a realizar en Europa en los próximos años. Una inversión capaz de tener un efecto multiplicador brutal, capaz de ubicar en el mapa de las regiones más avanzadas a Málaga y Antequera. Una inversión que, de la mano del aeropuerto, del PTA, del AVE y de las comunicaciones de las que ya disfrutamos, puede suponer la diferencia entre un futuro de oportunidades para muchos o el mantenimiento de un anticuado statu quo que sólo beneficia a unos pocos.

Hay un coste, es cierto. Pero creo que es asumible. Porque la diferencia entre subir al tren o permanecer en el andén es la misma diferencia que existe entre decidir que queremos formar parte del siglo XXI o permanecer atascados en el siglo XX, si es que no en el XIX. Desde las administraciones públicas estamos claramente a favor de una inversión necesaria para Málaga e imprescindible para esa nueva generación de malagueños que aspira, legítimamente, a demostrar su talento y su aprendizaje en la tierra en la que vive y reside. Y así se han posicionado, además, las asociaciones empresariales y los colegios profesionales más relacionados con la economía.

El tren del futuro pasa por la comarca de Antequera. Y tenemos todos la responsabilidad intransferible de subir a él. Porque sin innovación no hay futuro. Y para construir el futuro que queremos –para Málaga, para sus jóvenes, para su Universidad, para sus empresas, para sus emprendedores- la decisión tenemos que tomarla ahora. Sin dudas, sin fisuras.

TRANSPARENCIA

Información económica sobre el PSOE de Málaga y de sus cargos