Por democrática decisión

Hace unos días que escuché en la radio un comentario de un político de la derecha andaluza, del que me ahorraré mentar el nombre, afirmando que el Presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, sería Secretario General del PSOE de Andalucía “por decreto”.

Quien con tanto desparpajo hablaba es, para mí, el más relevante ejemplo de la persona a la que nunca compraría un coche usado. Su mirada cruzada advierte de los recovecos de su histriónica personalidad, que se manifiesta con claridad cada vez que abre la boca para, en un permanente ejercicio de insolencia, decir sin el menor rubor, una cosa aquí y ahora y lo contrario mañana y más allá.

Ya nos tiene acostumbrados a bravuconadas de todo tipo con las que, con éxito hasta ahora, exalta a su propia militancia hasta el punto de que ésta no tiene en la menor consideración el hecho de que quien “tan carismático liderazgo” ejerce cosechó derrota tras derrota en todos los comicios a los que concurrió desde que en 1983 fue candidato en las elecciones locales por Sevilla, hasta que tuvo que presentarse en las autonómicas andaluzas de 2008 encabezando la candidatura de Almería para alcanzar, por primera vez en su larga carrera política, un triunfo electoral.

Hay que tener excitado el sentido del cinismo, y luego explicaré por qué, para decir que un responsable orgánico del PSOE, en este caso el Secretario General de la Comisión Ejecutiva Regional de Andalucía, se elige “por decreto”. Para quienes no estén al tanto de los procesos estatutarios del Partido Socialista Obrero Español para elegir a sus cargos orgánicos, les relato el proceso, puede que enrevesado, pero rigurosamente democrático, que es de aplicación en este caso: se reúne la comisión ejecutiva regional y convoca congreso extraordinario, abriendo plazo para que las ocho comisiones ejecutivas provinciales convoquen congresos extraordinarios en sus respectivos ámbitos territoriales, tras lo cual se reúnen los comités de cada una de las agrupaciones locales para fijar la fecha de la asamblea general extraordinaria que ha de elegir los delegados que acudirán al congreso provincial que, a su vez, elegirán los delegados al congreso regional. Ellos serán los que, en última instancia, elijan al Secretario General y a la Comisión Ejecutiva Regional.

Este proceso no admite excepciones en caso alguno. Ni siquiera ahora que la militancia comparte de modo unánime que en la persona de José Antonio Griñán han de confluir el liderazgo social, como Presidente del gobierno autonómico, y el político, como referente no cuestionado del proyecto socialista para Andalucía. La legitimidad moral otorgada por el respeto y apoyo de sus compañeros ya la tiene y a partir del trece de marzo la enriquecerá con el resultado final de un proceso que, pese al resultado advertido, nos aprestamos a cumplir los socialistas andaluces con la ilusión que para un demócrata comporta siempre la participación en los asuntos que le son propios.

Bien. Me refería al excitado sentido del cinismo de quien, de manera atrabiliaria, intentaba descalificar con su comentario radiofónico la promoción de José Antonio Griñán a la Secretaría General del PSOE de Andalucía y es que no menos que de cínico puede ser catalogado quien en 2004, una vez dejó el gobierno por razón de que la formación política a la que pertenece perdió las Elecciones Generales, accedió a la presidencia de su formación en Andalucía, sustituyendo a la compañera que hasta entonces ejercía tal responsabilidad, simplemente porque decidió que desde aquel mismo momento, sin que respondiese a decisión de órgano distinto al de su santa voluntad, la ejercería él. Así que el mismo que de manera tan dictatorial se ha comportado se atreve a cuestionar ahora un proceso ejemplo de escrupulosidad democrática. ¿Qué les parece?