BLOGOSFERA
De diputados y héroes
Ayer celebramos la última sesión de la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados para convalidar dos reales decretos y para realizar la dación de cuentas de nuestra gestión. La celebramos en la sala Constitucional del Congreso. Se acabó así la IX legislatura de la democracia. Desde hace más de dos meses, cuando se elaboraron las listas, sabía que se marchaban del Congreso algunos diputados y diputadas a los que echaré especialmente de menos. Me pasaba algo curioso, sabía que se iban, pero no tenía esa sensación. Lo sabía con la cabeza, pero no lo sabía con el corazón. A veces la consciencia de algo y el sentimiento se comportan como el relámpago y el trueno, es decir, van desacompasados.
Son muchos compañeros los que no renovarán en esta legislatura, en unos casos como consecuencia de su voluntad, en otros por decisión del partido o de los ciudadanos. Echaré de menos a algunos diputados de Málaga, unos de mi partido, como Luis Tomás, Ana Fuentes y Daniel Pérez, que hicieron un trabajo del que los socialistas nos sentimos orgullosos, y otros del PP como Federico Souvirón, excelente persona y magnífico parlamentario.
El Parlamento es un lugar de encuentro de personas de todas las tierras de España, no cabrían en este artículo los nombres y las razones por las que recordaré a tantos diputados a los que he tenido el privilegio de conocer y que no volverán esta legislatura al Congreso. Echaré de menos a mi viceportavoz en la Comisión de Cultura, Gracia Muñoz, una diputada balear, trabajadora y leal como la que más. Finalmente quiero hacer mención de tres compañeros de los que me despedí ayer: Álvaro Cuesta, Jesús Membrado y Cándida Martínez.
En su versión de la Ilíada, Alessandro Baricco, describe el combate de los héroes, de Héctor, de Patroclo, de Aquiles, con un lenguaje casi deportivo, pero que les da vida de una forma muy especial, muy realista. A veces, viendo a algunos de mis compañeros diputados, se me venía a la cabeza que más allá de los insultos y las descalificaciones con los que los nuevos dioses de la opinión pública quieren desfigurarlos a todos, y que muy pocos merecen, se podía ver en la mayoría una forma distinta, pero verdadera, de aquellas virtudes de los héroes. He visto a Jesús Membrado, nuestro portavoz de Trabajo, peleando contra una hidra con cinco millones de cabezas, con la astucia de Ulises y con la nobleza de Héctor; he visto a Álvaro Cuesta con la bravura de Ayante, luchar a cuerpo, buscando el lugar de más riesgo; también a Cándida Martínez la he visto combatir con una inteligencia más veloz que los pies alados de Aquiles. Entonces pienso que todos ellos, y otros que no nombro, merecieron mejor destino en la contienda política. Esa que no se acaba nunca, en la que cada conquista del día, se desteje en la noche, como el trabajo de Penélope. Y hoy, en el primer día de la nueva legislatura ya los echo de menos, ahora, como en un trueno, también en el sentimiento.
En fin, entre tanta melancolía, una buena noticia: Jesús Posada es el nuevo presidente del Congreso. Me alegré al enterarme. Un acierto de Rajoy y de su partido, hay que reconocerlo, nobleza obliga. Jesús Posada fue el presidente de la Comisión de Presupuestos en la pasada legislatura. Un día comparecía la nueva presidenta del CIS, Belén Barreiro, y a mí me tocaba intervenir por el grupo socialista. La portavoz del PP, llevada por la pasión, pisó la linde (por la parte de afuera) con el respeto a la presidenta del CIS. Entonces Jesús Posada, frenó en seco a la portavoz de su partido, y de ese modo no sólo protegió la dignidad de la compareciente, sino que también le evitó a la diputada del PP perder la suya. Lo bueno de tener cierta edad, concretamente más de seis años, es que ya no se cambia.