La reforma de la Ley Electoral General

La regeneración democrática, la eliminación de prácticas de dudosa legitimidad que se han ido produciendo en el desarrollo de nuestra democracia y la adopción, entre todos, de medidas que impidan su ejecución contribuirán sin ninguna duda a arrinconar o al menos disminuir las tensiones políticas y sociales favoreciendo de cara al futuro la estabilidad en la vida municipal. Una de estas anomalías que a mi juicio han incidido más negativamente en el sistema democrático y representativo del sistema electoral español ha sido el fenómeno denominado «transfuguismo». La actuación de los llamados tránsfugas ha permitido modificar la voluntad popular y cambiar gobiernos municipales que no respondían a las voluntades expresadas en las urnas.

Todos los partidos políticos han sufrido la práctica de personas electas en sus candidaturas que abandonan su grupo y modifican las mayorías de gobierno. Era una necesidad imperiosa encontrar una fórmula para que esto no volviera a producirse siendo esta una de las reformas llevadas a cabo en la actual Ley Electoral General, al exigir que en caso de que alguno de los proponentes de la moción de censura formara o haya formado parte del grupo político municipal al que pertenece el Alcalde cuya censura se propone, la mayoría absoluta exigida para presentar la moción se verá incrementada en el mismo número de concejales que se encuentre en las mismas circunstancias.

No sabemos si esta reforma permitirá acabar con los fallos detectados, pero sí sabemos que la salud democrática de un país se mide por el respeto a la voluntad expresada en las urnas, por el respeto a los demás y por el cumplimiento estricto de los derechos que asisten a la ciudadanía.