El presupuesto para 2023 que ha presentado Francisco de la Torre vuelve a consagrar la falta de atención a los barrios, sigue fomentando la desigualdad en los distritos y no atiende a las necesidades que acumula esta ciudad, unas necesidades que no han sido atendidas en más de 20 años.

En estos días en los que se ha elegido a Málaga como la candidata española a la Expo 2027, difícilmente podemos hablar ni podremos dar ejemplo de sostenibilidad cuando en los últimos 5 años más de 35.000 malagueños han abandonado la ciudad porque no encontraban algo tan básico como una vivienda a precio asequible.

Independientemente de que Málaga sea un polo de atracción al talento para otras regiones de nuestro país o del extranjero gracias a la apuesta que hemos hecho bajo gobiernos socialistas por enclaves como el Málaga Tech Park (antiguo PTA), por el impulso dado al aeropuerto o a la estación de AVE, o por la mejora de las conexiones por carretera, el PP ha convertido a Málaga en una capital hostil para los malagueños.

Málaga es, fruto de años de desidia y de solo concebir nuestro centro como un escaparate, un territorio donde cada día es más complicado afrontar un proyecto de vida a quienes han nacido aquí y quieren seguir viviendo y trabajando cerca de padres y familiares, disfrutando de una calidad de vida que otras ciudades ansían, y trabajando para que esta ciudad tenga un porvenir construido junto a ellos y ellas.

Si en Málaga no se invierte en construir suficiente vivienda pública, es que no se está creyendo en ella ni en sus habitantes. Si el equipo de gobierno no destina ni un solo euro a ayudas al alquiler, es que no se está tendiendo la mano a los jóvenes para que sean los auténticos protagonistas de su futuro. Si lo único que puede ofrecer el PP, en connivencia con Ciudadanos, es nuestra ciudad de forma abierta a la especulación inmobiliaria, ha quedado demostrado que el modelo no solo está caduco, sino que pone en peligro la ansiada sostenibilidad y nos hace perder nuestra identidad como ciudad hospitalaria, una palabra que está incluso en el escudo.

A esta caída de las inversiones, que asfixian especialmente a las zonas más pobladas como Carretera de Cádiz, donde la apuesta del PP no llega ni a los 4 euros por habitante, se suman otros elementos como que se mantiene el impuesto a la muerte, la plusvalía por herencia mortis causa, el mantenimiento de la zona azul en sitios en los que ha quedado demostrado que no funciona o la falta de apuesta por la rehabilitación de la Alcazaba.

En definitiva, las cuentas de De la Torre y del PP son un auténtico desastre para Málaga y por eso pedimos que se aumenten en 40 millones las cantidades destinadas a proyectos concretos. Son cuestiones clave que no pueden prorrogarse más en el tiempo por el bien de la ciudad.