Pues sí, eso parece, a mí al menos me lo ha parecido durante toda la semana. Tengo claro que somos muy de repetir, pero desgraciadamente de repetir siempre las cosas malas. Si a veces somos capaces de repetir palabras hirientes, si con eso creemos que podemos hacer daño incluso a quien que- remos, cómo no vamos a ser capaces de repetir hechos que sin duda nos deben de avergonzar como sociedad.

Y en esas estamos. Después de escaladas y desescaladas, de llamadas inter- minables a la sensatez, al raciocinio, a la calma y a la negociación, parece que seguimos igual o incluso algo peor. Empiezo a tener la sensación de que somos meras chas intercambiables de este tablero de ‘Risk’, ese famoso juego de estrategia militar, al que de jóvenes jugábamos partidas intermi- nables, en el que parece queremos convertir a nuestra sociedad. El problema es que esto no es un juego, nosotros no somos los soldados del juego y nuestros mandatarios no son jugadores. Podríamos pensar también que estamos viendo por adelantado una película, como ‘13 días’, pero eso la ver- dad no me consuela, porque pienso que quien vivió de primera mano la cri- sis de los misiles en Cuba no lo hizo pensando en ver después una película. También podríamos estar leyendo una novela, como ‘Nunca’, pero lo cierto es que no, que lo que leemos son noticias reales y poco alentadoras, por cierto.

No sé si la situación de Ucrania nos dará para un juego, para una película o para una novela, lo que sí tengo claro es que no quiero que nos dé para que mis hijos vivan en un mundo tan aciago y triste como en el que tuvieron que vivir nuestros abuelos. No aspiro con esta re exión a opinar de geopolítica, ni tan siquiera aspiro a opinar de política, sólo sé que las ansias de algunos siempre han sido los males de otros. No quiero pensar que de nuevo en Europa vayamos a repetir por enésima vez esas cosas malas que tan bien sabemos hacer, y la verdad es que no puedo dejar de mostrar cierto temor, sobre todo a la vista de la velocidad con la que está aumentando el riesgo cierto de con icto en estos días.

Dudas muchas: dudo de la capacidad de Putin, del mismo modo que dudo de la capacidad de la Unión Europea de mantener una postura común. Certezas, pocas: una de ellas, que no soy un experto en política exterior, ni tan siquiera en política, ¡¡qué leches!!, yo diría que no soy un experto en nada, pero mucho me temo que para observar lo que está ocurriendo no es nece- sario ser un experto. No sé si es realidad o cción, me encantaría que fuese cción, pero mucho me temo que es realidad.