Los resultados del pasado 28 de abril en la ciudad de Málaga fueron reveladores de la situación existente en nuestra ciudad. Por segunda vez, después de las elecciones autonómicas, el Partido Socialista volvió a ganar los comicios y en esta ocasión aumentando la diferencia con el Partido Popular hasta los 40.000 votos.

Es evidente que después de 25 años de gobierno de Francisco de la Torre y de PP los malagueños y malagueñas han dicho basta y han mostrado su cansancio respecto a las políticas llevadas a cabo en el Consistorio. La cerrazón de este alcalde ha provocado que se enquisten los conflictos con diferentes colectivos municipales como los efectivos del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga, que ya llevan más de 2 años de huelga, y con los agentes de la Policía Local, que llevan 16 meses esperando para negociar su convenio laboral.

No se puede entender está perdida de votos en la ciudad sin recordar los graves problemas de limpieza que, como han apuntado diferentes informes, sitúan a Málaga como la tercera ciudad más sucia del país. Los 100 millones de euros gastados al año en limpieza no han servido absolutamente para nada porque seguimos con unos barrios abandonados y carentes de inversiones.

A todo ello se le suma el desprestigio que le supone tener a dos concejales del equipo de gobierno como Teresa Porras y Francisco Pomares investigados por corrupción y con el dudoso honor de haber sido incluidos por De la Torre en las listas municipales del Partido Popular. 

A 18 días de las elecciones municipales se respira una ola de cambio protagonizada por el Partido Socialista y por Dani Pérez para devolver la dignidad a las barriadas de Málaga y propiciar la transformación de nuestra ciudad en la tercera capital potencial del país.