Málaga es una ciudad mundialmente conocida por sus playas y por sus establecimientos de restauración: los chiringuitos, esas edificaciones pequeñas y provisionales que tanto nos gustan en verano, pero el problema surge cuando en vez de vender espetos de sardinas el chiringuito es un ente municipal creado ex profeso para colocar como cargo de confianza al edil Julio Andrade, que tenía más querencia por las labores diplomáticas de alto standing que por la gestión de las áreas que le correspondían (distrito Este y Derechos Sociales) y de las que hacía una clamorosa dejación de funciones con las consiguientes quejas de la ciudadanía. Cuando alguien no hace bien su trabajo hay que destituirlo, pero lo que no es de recibo es recolocarlo a dedo al frente de este chiringuito a razón de 57.000 euros anuales de dinero público sin saber a qué se dedica ni desempeñar ninguna labor de carácter municipal.

Sea como fuere, en Málaga nos encontramos de la noche a la mañana con todo un flamante Centro Internacional de Formación de Autoridades y Líderes (CIFAL), que suena muy bien pero cuyos números no encajan ya que pese a que cuentan como sede con un edificio emblemático, la Casa del Jardinero, en el que se ya se invirtió una cantidad en adecuarlo para tal fin, hemos conocido por la prensa que el gobierno del PP pretende gastarse otros 500.000 euros en la adecuación del Hospital Noble para transformarla en una nueva sede del organismo; esto supone un auténtico despropósito más aún si lo unimos a la falta de transparencia que lo rodea al no responder el gobierno del PP a las peticiones de información que desde la oposición venimos solicitando en cuanto a los gastos producidos, gastos que calculamos pueden superar el millón de euros…

En definitiva CIFAL es un motivo más para pedir el cambio en nuestra ciudad tras 25 años que han convertido a Málaga en un enorme chiringuito para beneficio de unos cuantos.