La sombra sobre la gestión del PP en el Ayuntamiento ha vuelto a aparecer en Málaga y, ahora nos enfrentamos a un nuevo caso de presuntas injerencias políticas para que se dejaran prescribir y caducar expedientes de infracción urbanística. Unos hechos que han provocado la denuncia de la Fiscalía y que Pomares, Porras y Cardador, estén siendo ahora investigados por prevaricación, tráfico de influencias, falsedad documental y malversación de caudales públicos.

La justicia ya ha dado el primer paso y estos tres responsables políticos ya han sido llamados a declarar, pero ellos ni han dimitido de sus funciones ni el alcalde los ha cesado para que el consistorio y la ciudad queden limpios de toda mancha. Tampoco De la Torre parece tener intención alguna de dar cumplimiento al mandato de la mayoría de los malagueños y malagueñas, de 18 concejales, para que convoque ya un pleno extraordinario que permita arrojar luz sobre este asunto.
 
Ante este nuevo enroque de De la Torre, que parece dispuesto a anteponer los intereses de su partido a los de la ciudadanía, asistimos a otro intento más de no querer afrontar una realidad más que evidente: Málaga no se merece que el máximo responsable político de un ayuntamiento siga mirando hacia otro lado en un caso tan grave como este, quizá esperando a que todo se olvide. 

Pero no olvidamos. De seguir actuando así, solo confirmará nuestras sospechas de que ha sido cooperador necesario en todo este asunto, ya que no es creíble que nada de esto haya ocurrido sin su conocimiento. Los socialistas lo tenemos claro, estamos obligados a seguir hasta el final, hasta las últimas consecuencias para acabar con la corrupción en este Ayuntamiento. Es el mandamiento de los malagueños y malagueñas, y debemos hacerlo por dignidad.