Hace escasos días tuvieron lugar los actos con motivo del Día de la Constitución Española, que este año celebra sus 40 años y lo ha hecho en momentos de especial relevancia a nivel nacional y autonómico por la aparición de nuevas fuerzas que ya han puesto en cuestión los valores constitucionales que han hecho de España un país mucho más próspero, justo, libre, igualitario y respetuoso con la diversidad, lo que nunca antes había ocurrido.

La Constitución es la esencia de la democracia, un gran pacto que sirve para fortalecer la unión y la convivencia, integrando identidades y personas, con independencia de donde vivan. Si hace un año rechazamos un racismo identitario de las fuerzas independentistas, ahora debemos hacer lo mismo respecto a quienes quieren acabar con los valores que nos han elevado y convertido en una sociedad avanzada, democrática y humana.

Lanzamos a la sociedad un mensaje claro: hay que acabar con esos odios generados que sólo sirven para enfrentar a la ciudadanía. No debemos tolerar a quienes pretenden acabar con una norma tan básica de la Constitución como la igualdad. Todas las instituciones deben implicarse de lleno para acabar con la terrible lacra de la violencia de género, uno de los principales problemas que tiene este país y que la extrema derecha trata de banalizar. El machismo mata y jamás debe ser tolerado. Tenemos que rechazar a quien lo justifique o ampare, con independencia de los votos que pueda obtener.

La solución de muchos de los problemas de este país sólo se conseguirá si entendemos que el diálogo, la negociación y el acuerdo son los principios rectores. La democracia requiere altura de miras y entendimiento para evitar el choque social. Creemos en una reforma de la Constitución que la mejore y complete para garantizar que los derechos de la ciudadanía dejen de estar en entredicho y pueda ser abrazada por todos y todas.