BLOGOSFERA
¿Y ahora qué?
Es martes por la noche, ya madrugada del miércoles. Han pasado 48 horas desde que se conocieron los resultados oficiales de las elecciones, tiempo más que suficiente para reflexionar y escribir unas palabras sensatas o, al menos, razonables- sobre lo ocurrido. No creo que sea hora de buscar culpables, si es que los hay. Los anglosajones, en momentos como éste, proponen tomar decisiones y mirar al futuro. Y, desde luego, hay que reconocer los errores que se puedan haber cometido, pero siempre desde un análisis riguroso y honesto, dejando a un lado las fobias de cada cual, que sabemos que existen.
Desde hace años soy interventor en el mismo colegio, una pequeña escuela en Ciudad Jardín, y apenas 45 minutos después de la apertura de las puertas ya era evidente que se estaba produciendo un voto masivo hacia el PP. Lo decían las caras de los votantes, su actitud, sus miradas a nuestras identificaciones socialistas. Los temas locales daban igual, las candidaturas eran secundarias. La campaña era nacional, el problema real de millones de personas es el desempleo, la incertidumbre, la inseguridad, y se ha votado por el cambio, por una formación política sin más programa que estar ahí, que proponer otra cosa, aunque nadie sepa a ciencia cierta de qué se trata. Se intuye, pero con habilidad e inteligencia política no lo han dicho. Su estrategia les ha salido bien.
También fui observando a lo largo de la mañana una tendencia creciente en el voto a Izquierda Unida. Y, lógicamente, una simpatía de los votantes mucho menor que en otras ocasiones hacia los interventores y apoderados del PSOE.
Los resultados están ahí, hay que aceptarlos y digerirlos. Pero lo que toca ahora es un ejercicio de responsabilidad. Olvidar el ¿Y de lo mío qué?, enterrar los estériles ajustes de cuentas, mirar al futuro y encarar con ganas e ilusión las elecciones del año 2012. Si cada uno de nosotros sigue pendiente de su propio ombligo, si seguimos manejando claves exclusivamente locales, si no se produce un voto de confianza hacia la dirección política provincial y regional entonar un ¡Sálvese quien pueda! tan inoportuno como cobarde es lo peor ahora y siempre- entonces sí que estamos abocados al fracaso y al abismo. Y lo malo de este camino de final tan oscuro es que dejaremos sin abogados defensores a miles de malagueños y a millones de ciudadanos andaluces y españoles que confían en nuestro Partido, que siguen creyendo que nuestras siglas son las que mejor les representan y que van a volver a votarnos para que sigamos haciendo la política de solidaridad y de responsabilidad que necesita nuestra sociedad.
No es el momento de preguntarnos qué puede hacer ahora el Partido por nosotros. Es una exigencia extemporánea e injusta, miope. Pongamos encima de la mesa entonces qué debemos hacer por el PSOE y por sus votantes en una situación tan difícil y complicada como ésta. Y es que aparcando el egoísmo y actuando con responsabilidad, amplitud de miras y visión colectiva, el camino es más sencillo y el destino más cercano. Seamos socialistas, compañeros.