BLOGOSFERA
Euroburocracia
Esta mañana me han pasado a la firma el documento de aceptación de la subvención concedida por la Unión Europea a un proyecto presentado por la Diputación de Málaga para facilitar la implantación de los presupuestos participativos en el ámbito local: 63 firmas por triplicado ejemplar (189)
Como comprenderán, no traigo a colación el caso por el hecho de que la obligación de rubricar tantas hojas me produzca fastidio alguno ya que la costumbre facilita mucho este tipo de tarea y se cumple en apenas unos minutos, el beneficio para la institución justifica, con creces, el tiempo empleado, el esfuerzo físico es inexistente y hacerlo, además, forma parte de mi trabajo.
Me quejo de que una administración como la de la Unión Europea, a la que durante tanto tiempo hemos tenido como paradigma de modernidad, en lugar de utilizar las ya más que implantadas herramientas tecnológicas siga basando su relación con los administrados en los criterios más rancios de la denostada burocracia. No es éste que expongo hoy un caso aislado sino el habitual en toda la documentación que se tramita ante la Unión. En una ocasión firmé en triplicado ejemplar un documento de 186 hojas.
Tengo que decir que en la parte de la administración española que conozco no se dan casos tan llamativos de inmovilismo burocrático en los momentos actuales, que se han simplificado los procesos y que la utilización de los procedimientos telemáticos cada vez está más extendida.
No tengo inconveniente en estampar mi rúbrica en 189 o en miles de veces más hojas si de ello se derivan beneficios para la institución de cuyo gobierno soy responsable, pero no entiendo que a estas alturas del siglo XXI, con la sociedad de la información y la comunicación presente en todos los ámbitos, haya que gastar tal cantidad de papel y utilizar la fotocopiadora con tanta profusión, cuando ambas circunstancias son perfectamente prescindibles.
Aunque según lo antes manifestado tengo mis dudas, estoy dispuesto a creer que los sesudos responsables administrativos de la Unión Europea todavía no han encontrado otra manera más eficiente de relacionarse con las instituciones de los países miembros, pero ¿dónde guardan tantos papeles?