El Congreso de los Diputados ha validado una nueva prórroga del estado de alarma ante la emergencia sanitaria que ha provocado el COVID-19, con lo que las medidas extraordinarias del Gobierno seguirán con la única intención de limitar la propagación del virus para proteger la salud y la vida. Durante su comparecencia, Pedro Sánchez dejó claro que, ante esta pandemia, no hay aciertos absolutos en la gestión de la pandemia pero sí puede haber errores absolutos si se levantaba el estado de alarma para desproteger a la población del virus, un error que el Gobierno no iba a cometer y así lo han entendido la mayoría de las fuerzas políticas en el Congreso.

Digo la mayoría, porque tras una semana de confrontación agresiva del PP incluso utilizando las instituciones para hacer oposición al gobierno de España, como hemos visto estas últimas semanas en el perfil en Twitter de la Delegación de Gobierno de la Junta de Andalucía en Málaga o las comparecencias de su consejo de gobierno, el PP se ha quitado la careta y no ha apoyado este sentir general alineándose junto a Vox, su mentor ideológico. Decir no al estado de alarma en estos momentos supondría el caos sanitario y económico, por lo que, ante dicha actitud, la derecha y la extrema derecha tendrán que responsabilizarse de sus decisiones cuando llegue el momento de rendir cuentas. Al final, su abstención simboliza un no cobarde lapidando su hegemonía como principal partido de la oposición.

Afortunadamente, todo el marco legal y preventivo que ha elaborado este Gobierno en colaboración con las Comunidades Autónomas seguirán adelante durante otros quince días más. Seguirá la protección que ofrecen los ERTE a los trabajadores que han sufrido caídas en la producción o ventas, los autónomos podrán seguir recibiendo sus ayudas y exenciones en el pago de gastos e impuestos, o los inquilinos podrán acogerse a la línea de ayudas para pagar sus alquileres, entre otros. Además, se ha puesto en marcha el Fondo de Reconstrucción no reembolsable para cubrir un impacto de 16.000 euros entre gasto sanitario, gasto social y la disminución de ingresos que recibirían las Comunidades Autónomas por la caída de la actividad económica.

La actitud de la derecha y de la extrema derecha no nos sorprende porque es la misma que han mantenido en el ámbito institucional y también en la actividad en las redes sociales desde el inicio de pandemia. Así, la expansión del COVID-19 en nuestro país ha provocado que, como ciudadanos, tengamos que luchar contra el virus no solo en el aspecto sanitario o por las consecuencias económicas que ha desarrollado la pandemia, sino también a incrementar la alerta sobre la calidad de la información que ha inundado nuestras redes sociales y servicios de mensajería así como la denuncia ante conductas que solo han buscado instigar el miedo y el odio hacia el Gobierno y al principal partido de este país, el PSOE.

La pasada semana podíamos leer en las paredes del Instituto Litoral de Málaga mensajes como "PSOE = Genocidas Asesinos", un mensaje que enlazaba peligrosamente con otras pintadas aparecidas en la sede provincial de nuestros compañeros de Córdoba, que denunciaron el mensaje escrito de "Asesino Pedro" en su fachada. No hay que buscar mucho en las redes sociales para encontrar que dichas acusaciones han sido como poco alentadas por la órbita de la extrema derecha.

Y en ese afán de instigar a la población con acusaciones que incitan al odio y el miedo en la población, no han sido pocos los casos en los que hemos visto cómo la extrema derecha intentaba amplificar desde perfiles oficiales en Facebook, Twitter o a través de Whatsapp y Telegram algunos de los casi 500 los bulos que han sido desmentidos durante la pandemia en nuestro país para martirio de los millones de españoles que seguimos en confinamiento en cumplimiento de las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

Parece que su único objetivo en esta crisis sanitaria ha sido la de fomentar bulos en las redes sociales e internet, una estrategia que le ha llevado a alentar conductas que los socialistas ya hemos denunciado ante la Fiscalía General del Estado ya que solo buscaban crear una sensación en la ciudadanía de inseguridad, miedo y desconfianza, alterando para ello la ya afectada tranquilidad de los ciudadanos a consecuencia de la crisis del coronavirus.

En predisposición de alentar los bulos, dentro de la gran familia de la derecha política de nuestro país, a Vox se le ha unido su hermano mayor, el PP y, con ello, algunos dirigentes que han usado su presencia digital para alimentar la mentira y la manipulación en su incansable intento de dinamitar la convivencia y, con ello, el estado democrático.

Los socialistas, mientras tanto, hemos seguido concentrados en el que sigue siendo el principal objetivo: doblegar la curva de contagios y de fallecidos con medidas sanitarias, económicas y sociales que no dejen que nadie quede atrás, unas medidas de las que ya hemos empezado a ver los primeros frutos como la bajada de la incidencia del virus en las UCIs de nuestros hospitales. También hemos redoblado esfuerzos para trasladar a la población información verdadera y contrastada de nuestra acción de gobierno. Una acción de gobierno que ha estado a la altura de lo que se esperaba y que ha sido refrendada por nuestros socios europeos, por organismos internacionales y por la mayoría de la población.

Quizá por eso el empeño de la derecha extrema haya sido la de ampararse en la desinformación durante la pandemia, en alentar el desasosiego y el bulo. Probablemente saben que el mismo estado democrático que intentan dinamitar les sancionaría por su conducta con menos escaños si se repitieran ahora unas nuevas elecciones. No son pocos los mensajes del PSOE a todos los niveles que intentan llevar la coherencia y la tranquilidad a las instituciones, una vez más tendemos la mano. Hoy son pintadas, mañana, ya veremos.