Quién nos iba a decir, un año atrás, que nos íbamos a encontrar en una situación de confinamiento forzoso. Qué duda cabe que nos ha pillado de imprevisto, a todos y todas. Planificábamos nuestras vidas ajenas a que una pandemia mundial nos atacaría con esta virulencia. Soñábamos con la llegada del buen tiempo para pasear por nuestras calles y vivir en comunidad, demostrando la pasión que sentimos por Málaga.

Las circunstancias cambian, y lamentablemente a muchos les han cambiado de manera radical la vida. Quienes han perdido el trabajo, están en un ERTE, han tenido que echar temporalmente el cierre a su negocio, tienen a un familiar contagiado o fallecido por el Covid-19 saben de lo que estoy hablando. Diariamente recibimos, tanto mis compañeros del Grupo Municipal Socialista como yo mismo, centenares de peticiones pidiendo ayuda en estos momentos difíciles. En ocasiones tan sólo se trata de aportar luz en estos momentos donde la oscuridad, de este largo túnel, no nos deja percibir que existen motivos para la esperanza. Las palabras se convierten en consuelo. Los ciudadanos esperan altura de mira en sus representantes públicos. No es momento de entrar en una dialéctica de guerra contra el adversario, es el momento de abandonar las trincheras ideológicas, para juntos arrimar el hombro en momentos de incertidumbre.

A diario nos llegan al teléfono noticias falsas o memes que lo único que persiguen es sembrar el odio en la sociedad española tan duramente golpeada. Por eso, en un momento tan complejo, no entiendo, ni entenderé, a quienes se afanan en propagar la desesperanza y la animadversión cuando lo que tenemos que hacer es planificar el futuro y lanzar mensajes de esperanza. Quienes se dedican a difundir odio, no nos representan. No entenderán jamás, que no hay mayor capital humano y político que la confianza.

Esta crisis sanitaria pasará. Y quiero pensar que lo hará dejando una sociedad más unida y fuerte. La consecuencia del coronavirus será una crisis económica nada halagüeña a corto plazo. Pero no es menos cierto, tal y como describía el otro día Finn Kydland, premio Nobel de Economía, que la salida de la misma, al no ser esta una crisis de carácter estructural, sino coyuntural, será rápida si demostramos confianza en las políticas públicas. Unas acciones enfocadas exclusivamente en recuperar nuestros sectores con impulsos económicos, aportando confianza y liquidez, hará que en un tramo pequeño de tiempo nos recuperemos plenamente. Manteniendo ese fenómeno que Kydland denominó “consistencia temporal”.

Desde que se inició esta crisis decidimos desde el Grupo Municipal Socialista por responsabilidad, porque así lo demanda la ciudadanía, que nuestra posición es la de colaborar con el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento para trabajar conjuntamente. Apoyaremos las medidas que tengan a bien diseñar el gobierno municipal para mejorar las condiciones de vida de nuestros conciudadanos y aportaremos ideas y propuestas para contrarrestar los efectos de esta crisis. Es por ello, que cada semana hemos mandado cartas al alcalde, y a la alcaldesa accidental, tras la hospitalización de este último, con el objetivo de aportar nuevas ideas y de cambiar aquello que es susceptible de mejora. Hemos tramitado, junto a los concejales del Grupo Socialista, más de un millar de peticiones llegadas a través de las redes sociales, derivándolas a las áreas municipales y los servicios correspondientes. Nuestra labor de oposición constructiva persigue solucionar las situaciones extremas. Hemos seguido ejerciendo la oposición, sí, pero la responsable, la colaborativa.

La ciudad requiere de un `Plan para la Recuperación de Málaga´ en el que todos nos impliquemos, todos los agentes sociales y partidos políticos. Que diseñemos un futuro con salidas laborales para los autónomos y pymes, para la reactivación de la economía. Es urgente poner a funcionar medidas de estímulo a la economía, poniendo en marcha los “Bonos Málaga” para reactivar el consumo. Bonos que sirvan de descuentos en sectores como el pequeño comercio, bares y restaurantes, en el sector del turismo y de la cultura, a cargo del Ayuntamiento. Con un objetivo claro, la reactivación de la economía mediante el consumo.

En estos momentos de posverdad, los ciudadanos están hartos de bulos, mentiras y palabras vacías. Quieren escuchar que hay esperanza, que estamos pensando y planificando el Día D, el día en que despertemos de esta pesadilla. Pero es difícil ver el horizonte cuando preferimos taparnos los ojos con vendas de colores. Es el momento de sentarse a parlamentar, negociar y no dejar a nadie atrás. Es el momento de la política con mayúsculas. La que nos haga sentirnos orgullosos de ondear nuestra bandera sobre un estandarte que blinde la sanidad pública y los servicios esenciales; la que priorice y garantice soluciones de habitabilidad; la que, por dignidad ponga un plato de comida en la mesa de quien no tiene nada más que su esperanza. Es el momento de sumar esfuerzos. Sumar para vencer. Sólo entonces, conseguiremos salir de esta situación unidos.