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De la Torre y Bendodo, a lo “pimpinela”
Hay enemistades que marcaron época. Personajes que a lo largo de sus vidas se dedicaron a cultivar la rivalidad. Solo hay que hacer un recorrido por sus biografías y los episodios más conocidos de esos enfrentamientos. Citar figuras históricas de reyes que en cada momento se disputaban la hegemonía política: desde Alejandro Magno y el persa Darío III, o el emperador Carlos V y Francisco I de Francia que tampoco hacían buenas migas. Otras peleas menos sangrientas se dirimieron entre sonetos como el dedicado por Francisco de Quevedo a Luis de Góngora “érase un hombre a una nariz pegado” o el desprecio con el que Valle Inclán se refería a Benito Pérez Galdós “Don Benito, el garbancero”.
Pero en nuestra ciudad en los últimos años se ha fraguado una enemistad profunda, de esas que nacen en lo más hondo del corazón. Una pelea que salió hace años del refajo de la mesa camilla del PP para airearse en público. Bendodo no ha ocultado nunca su deseo de sustituir a De la Torre como alcalde de la ciudad de Málaga. El problema está en la estrategia de elefante en cacharrería que quiso emplear Juanma Moreno Bonilla para quitarse de en medio a De la Torre y mandarlo de diputado a Madrid en 2015. Desde entonces, ya nada volvió a ser como antes.
Los concejales del PP en nuestro Ayuntamiento fueron obligados a tomar partido. Y la mayoría apostaron por un Bendodo que finalmente perdió la batalla y prácticamente la guerra de la sucesión. Ese enfrentamiento de tres años sin cerrar y en carne viva en el PP ha afectado a la gestión de un Ayuntamiento totalmente paralizado y sin proyecto de futuro.
Ahora el alcalde de Málaga está tomándose la revancha. Una venganza que pasa por la humillación continua y sin piedad. Desde LIMASA, a la cesión del Convento de la Trinidad a la Junta de Andalucía o ahora el espectáculo de las primarias del PP con las declaraciones y apoyo del alcalde a Cospedal o a Pablo Casado, cualquier ocasión es buena para enfrentarse a Bendodo.