Málaga necesita cambio. Bien podría decirse que quien escribe esta columna está obligado a hacer ese alegato. Sin embargo, este es el diagnostico certero tras haber realizado múltiples pruebas al organismo en cuestión: el Ayuntamiento de Málaga.

De un tiempo a esta parte es el aburrimiento y la desidia quien dirige esta institución. En los últimos 4 años no se ha avanzado absolutamente nada en proyecto de ciudad, tampoco lo han hecho las grandes infraestructuras necesarias. ¿Dónde está el proyecto para Astoria, Guadalmedina o Repsol? Los proyectos se le han enquistado a un alcalde agotado en ideas, con un equipo de gobierno a la fuga.

En el pasado ‘Debate de Estado de la Ciudad’, Francisco de la Torre fue derrotado claramente. Este hecho se evidenció cuando no le quedó más remedio que, a efectos de cortina de humo, anunció la municipalización del servicio de limpieza y recogida de residuos solidos urbanos (LIMASA III).

Sólo hemos avanzado en una cuestión en los últimos meses, o al menos eso parece, finalmente LIMASA será pública. Claro que esto no ha quedado aún muy claro, ni modelo, ni plazos. Y es que, con esta cuestión al igual que el resto, todo se prolonga hasta la extenuación, dejándose en cada proyecto una peligrosa espada de Damocles. En este caso particular, el peligro se cierne sobre los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras del servicio.

Así están las cosas: concejales del equipo de gobierno que se van o se quedan recolocados en puesto a dedos, con pasaporte diplomático incluido, comisiones de investigación que dejan entrever una mala praxis en la acción de gobierno, como es el caso de urbanismo o cuestiones sin respuesta municipal como las plusvalías por herencia. Y mientras el alcalde en Nueva York, obviando la gestión municipal. Definitivamente Málaga necesita cambio. La desidia no puede gobernar esta ciudad.