Un Astoria de amor

Cuentan que el gran actor malagueño, Emilio Thuiller, recibió una lluvia de castañas de los asistentes al teatro mientras actuaba en nuestra ciudad, y sentado mientras se sacudía los zapatos dijo “de mi tierra, ni la tierra”. Espero que no sea el caso de Antonio Banderas.
La historia de la manzana de los cines Astoria y Victoria merece ser recogida en una novela bien negra. Y cuando se haga la película, ya veremos si de misterio o policiaca. Y es que hace apenas un mes parecía que despejado el camino para esos ruinosos edificios que costaron a los malagueños 21 millones de euros.

El arquitecto José Seguí, la empresa Starlite y el actor Antonio Banderas habían ganado el concurso de ideas para la recuperación del Astoria con una participación histórica de 70 proyectos. Pero a la dulce imagen de Banderas inmediatamente acudieron las pegajosas moscas del PP. Sus figuras del manoseo echaron a perder la idea en cuestión de días y la volvieron rancia para parte de la ciudadanía. Reiteradas declaraciones del alcalde del PP sobre requisitos en el nuevo pliego de condiciones y otras ocurrencias verbalizadas y aireadas en medios de comunicación sembraron sospechas sobre futuros trajes a medidas. Pronto arraigó el “noismo” en redes sociales y se extendió entre IU, Podemos y Ciudadanos. Esa necesidad de un alcalde sin proyecto propio que no se conforma con ser el padrino, también quiere ser el cura y el niño en el bautizo. Ya saben aquello de no hay PP que cien años dure ni Astoria o Banderas que lo resista.

El alcalde y el PP mataban nuevamente con besos de vampiro otro proyecto, lo dejaba seco, sin sangre. Igual que ha hecho con tantos y tantos proyectos: Guadalmedina, Baños del Carmen, Campamento Benítez o el metro a Bailén-Miraflores, Ciudad Jardín y Palmilla. Pobre Málaga.

El PSOE ofrece un gran acuerdo con todos los partidos para solucionar de una vez por todas los grandes proyectos de ciudad. EL PSOE se ofrece para soñar y construir Málaga.