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Francisco Javier Conejo Rueda

Los neocon andaluces existen


El 7 de marzo Esperanza Oña, citando en Twitter a Moreno Bonilla, presidente del PP de Andalucía, escribió: \"El impuesto de la muerte es voraz, injusto e insaciable\". Que Esperanza Oña respire en los mismos aires de los neoliberales estadounidenses no sería una gran sorpresa para nadie, pero da que pensar que la derecha andaluza y su presidente a la cabeza hayan lanzado una voraz, injusta e insaciable campaña contra el impuesto de Sucesiones siguiendo los dictados marcados en los 90 por el ala dura del Partido Republicano. Moreno Bonilla, a falta de ideas aquí, ha viajado en el tiempo y ha encontrado en los postulados del Partido Republicano una fuente inagotable de demagogia y manipulación del lenguaje.

Les cuento: esto del impuesto de la muerte es una creación de los neocon estadounidenses que, asesorados por el experto Frank Luntz, tradujeron su retrógrado programa político en un contrato electoral, al tiempo que alumbraron conceptos más asumibles por el electorado, como llamar ley de bosques limpios a su programa de tala masiva de árboles o exploraciones energéticas a las prospecciones petrolíferas del Golfo de México. O salud personal a la sanidad privada. Desde el año 2000, triunfó la idea de llamar impuesto de la muerte al impuesto de Sucesiones y lanzaron una campaña que ha sido calcada por el PP de Andalucía en falsedades y medias verdades, con un claro fin: al igual que los neocon estadounidenses, proteger a los grandes patrimonios con el argumento de que el impuesto sangraba a las clases medias y trabajadoras. Falso.

En Andalucía, el PP, bien entroncado con la derecha reaccionaria americana y británica, ha alcanzado las más altas cotas de la indecencia política inundando la opinión pública de falsedades. Se puede estar a favor o en contra del impuesto, pero no puede defenderse una política de oposición basada en la mentira. Andalucía no se merece una oposición como la de Moreno Bonilla.

El PP ha mentido en el alcance del impuesto. Sólo el 7% de los herederos pagan en Andalucía, pero en el caso de los parientes directos esa cifra baja al 2%. Que usted esté entre ese 2% lo sitúa entre los grandes patrimonios de Andalucía. Enhorabuena. Cuando el PP habla de las renuncias de las herencias olvida que la gran mayoría se debe a que se heredan bienes y deudas, y éstas gustan menos que las primeras. Cada caso responde a una situación particular y única, y, si hay que buscar una causa común, sólo se puede apuntar a la crisis que ha afectado y sigue afectando a tantos españoles y españolas: desde 2007 el número de renuncias a herencias se ha multiplicado en toda España, en todas las comunidades. En los tres primeros trimestres de 2016 se produjeron 28.295 renuncias en el país.

El impuesto de Sucesiones no es una doble imposición sobre el patrimonio. Este impuesto grava la transmisión de riqueza, no su acumulación. En Andalucía para pagar el impuesto de Sucesiones hay que heredar por persona 250.000 euros, por debajo se está exento. Es decir, el PP está usando argumentos falsos para beneficiar a un reducido grupo social buscando la indignación de la clase media y trabajadora. Es una estrategia muy habitual de la derecha reaccionaria: se pone en la pancarta a quien ni gana ni pierde nada en el asunto para defender al que más tiene.

El pecado del PP es más grave: tiene en su mano eliminar en toda España un impuesto cedido a las comunidades autónomas que en Madrid, por ejemplo, su presidenta, ha convertido en una herramienta más para hacer competencia fiscal, es decir, para que los españoles paguen diferentes impuestos en función de donde vivan, o mejor dicho, que algunos patrimonios no tengan que irse a islas vírgenes para colocar su dinero en paraísos fiscales. Para eso ya están los despachos de la Castellana en la gestión de las herencias. De ahí que la Junta de Andalucía haya optado por pedirle al Gobierno de Rajoy que recupere la gestión del impuesto, que fue cedido como instrumento recaudador en la financiación autonómica. Que si lo quiere eliminar o bonificar que lo haga, pero que dé a las autonomías los recursos económicos que pierdan. Porque ese impuesto ayuda a pagar la Dependencia, sostenida en gran parte a pulmón por las autonomías, la sanidad o la educación.

Al PP le dejamos su alianza conservadora con los ideólogos de la ultraderecha de Estados Unidos. Dentro de nada escucharemos a Moreno Bonilla hablar del poder de los expertos, de la gestión por encima de la política y de seguros personales de sanidad. Disculpen, olvidé que ya lo hace.

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