BLOGOSFERA

José Andrés Torres Mora

Desmemoria del cambio


Hace mucho tiempo, cuando era joven, estaba convencido de que los seres humanos somos una página en blanco sobre la que se puede escribir cualquier cosa, lo mejor y lo peor. Pensaba que hablar de determinantes genéticos de la conducta era algo así como una herejía totalitaria y que todo dependía de la socialización de los niños y los jóvenes. Ahora ya no estoy tan seguro. Obviamente la riqueza de la cultura humana milita abrumadoramente contra la idea del determinismo biológico. ¿Cuántos tipos de familias ha habido a lo largo de la historia? ¿Cuántos hay ahora? Extensas, nucleares, matriarcales, patriarcales, poligámicas, monogámicas, heterosexuales, homosexuales. Sin embargo debajo de esa variedad de costumbres e instituciones hay rasgos comunes, rasgos que permiten toda esa diversidad cultural sin determinar ninguna de sus manifestaciones, en todas partes la gente recuerda, olvida, se ama, se envidia, se ayuda, se combate. No sólo reconocemos “lo humano”, sino que incluso la inhumanidad nos resulta familiar, es decir, reconocemos lo no humano de los humanos, los comportamientos abyectos y deleznables que nos avergüenzan en un hombre como no nos avergonzarían en una rata. La vergüenza ajena sólo se siente con lo que nos es, paradójicamente, propio.

Así que me gustaría aclarar que cuando hablo de la naturaleza humana me estoy refiriendo, por ejemplo, a nuestra propia cognición. Dice Daniel Kahneman que los seres humanos tenemos la particularidad de que cuando cambiamos de forma de pensar, ya sea porque tenemos una información que antes no teníamos o por que nos hemos convencido de una determinada idea, nos resulta muy difícil volver a pensar como pensábamos antes. Una vez que cambia la configuración de nuestro cerebro le resulta muy difícil recuperar la configuración previa. Quizá esa sea una buena explicación de por qué los conversos suelen ser los más intransigentes. Lo que plantea una divertida paradoja: si los conversos suelen ser los más intransigentes, ¿cómo son los que se convierten de la intransigencia a la tolerancia?

La socialdemocracia es una ideología política que se caracteriza más por la tolerancia que por la intransigencia, el comunismo, por el contrario, se caracteriza más bien por la intransigencia. También el neoliberalismo científico es bastante más intransigente que tolerante. Ambos, comunismo y neoliberalismo, se pueden considerar ideologías tecnocráticas, que sostienen que hay una respuesta científica o técnica a los problemas políticos. Ambas se presentan ahora bajo la forma del populismo, es decir, de la democracia directa, sin intermediaciones institucionales entre el líder y el pueblo.

Ahora resulta que los, hasta ayer, jóvenes comunistas y también los recalcitrantes neoliberales, dicen que se han hecho socialdemócratas, que es precisamente la ideología que venían combatiendo desde que tienen uso de razón política. Es posible que todos ellos estén olvidando de prisa como pensaban hace unos meses, pero la memoria de los demás no cambia porque haya cambiado la suya, al menos por ahora.

TRANSPARENCIA

Información económica sobre el PSOE de Málaga y de sus cargos