El nuevo Código Penal, más duro para pederastas, terroristas y corruptos

El Senado ha aprobado definitivamente la Reforma del Código Penal que modifica 150 artículos del que hasta ahora estaba en vigor y que tiene una gran importancia dada su amplitud y la naturaleza de los cambios que introduce. Con esta reforma, España atiende numerosos compromisos internacionales, cuyo cumplimiento no podía demorarse más, como es la introducción de nuevos tipos de delito, entre los que se encuentran la trata de seres humanos, el tráfico de órganos o la corrupción en el sector público y privado o el acoso laboral e inmobiliario.

El nuevo Código toma medidas para racionalizar el sistema penal español, –cuyas tasas de encarcelamiento se encuentran entre las más altas de Europa mientras que las delictivas están entre las más bajas, ofreciendo una respuesta penal más individualizada, distinguiendo los supuestos más graves de los que no lo son, como en el caso de los delitos contra la propiedad intelectual e industrial.

Es este caso, se mantiene la severidad para las conductas más graves pero reduciéndola en los supuestos de venta a pequeña escala de copias ilegales, como el conocido «top–manta», lo que permitirá a los jueces y tribunales ajustar con mayor proporcionalidad la pena a la gravedad.

Como viene ocurriendo, una vez más el PP se ha abstenido en la votación de esta ley, de este instrumento esencial del que se dotan las sociedades democráticas para establecer las líneas rojas de nuestra convivencia, renunciando así una vez más a fortalecer el interés nacional en beneficio de supuestos réditos electorales que no es seguro que puedan disfrutar si sigue actuando de esta forma