BLOGOSFERA

José Aurelio  Aguilar  Román

¡Coño!, que me mintió


Tengo que empezar pidiendo disculpas por el título de este artículo. Ya sé que no es apropiado, pero si aparece entrecomillado es porque se corresponde con una frase literal vertida por el Senador del PP, Sr. Martínez-Maillo, en el pleno celebrado el 2 de junio del pasado año: “¡coño!, que me mintió a mí y a todos los españoles”, le espetó al Ministro del Interior. Pueden consultar el diario de sesiones si no me creen.

Me ha venido a la memoria esta frase del Senador Maillo, al haber escuchado a Pablo Casado usar el mismo término (“qué coño tiene que pasar…”) en el Congreso, para regocijo de los diputados de su bancada. Pareciera que los dirigentes del PP han decidido incluir el lenguaje soez -distinto al lenguaje llano- en su libro de estilo.

También la diputada Olona de VOX, me ha recordado al Senador Maillo, ya que como él hizo en la comparecencia de la Directora de la Guardia Civil ante la Comisión de Interior del Senado, Olona también tuvo una intervención plagada de insultos, menosprecios y falsedades dirigidas a María Gámez.

Dejando al margen los exabruptos, tan habituales lamentablemente en estos últimos tiempos, tanto el Senador como la Diputada vinieron a coincidir en argumentos tan demagógicos como falsos, en relación a la proyectada reforma de Ley de Seguridad Ciudadana: que si pretende proteger a los delincuentes más que a las fuerzas de seguridad; que si desarma a los policías mientras se les daba armas a los delincuentes; que si pretende eliminar la presunción de veracidad del acta policial, etc.

Bastaría una simple lectura del proyecto de reforma de la conocida como “Ley mordaza” para comprobar que tales afirmaciones son una interpretación torcida e interesada, cuando no, radicalmente falsas. En palabras del propio Maillo “mienten a los españoles”

Vivimos tiempos difíciles para la verdad. Primero porque todos tendemos inopinadamente a reconocer como cierto aquello en lo que ya creemos o queremos creer; y segundo, porque habitualmente a la falsedad se la reviste de un brillo y atractivo del que la verdad carece.

Ya han sido varios los medios que se han hecho eco de esos mendaces argumentos y que han servido de base para airadas protestas contra la proyectada reforma. Me detendré, si quiera brevemente, en algunos de ellos.

ES FALSO que se elimine la presunción de veracidad de los atestados policiales. Las declaraciones y exposición de los hechos denunciados que aparezcan recogidos en los atestados policiales seguirán contando con la misma presunción de veracidad que hasta ahora. Lo único que requiere la reforma es que el testimonio que se ofrezca sea coherente, lógico y razonable.

¿Significa esto, como algunos dicen, que se da el mismo valor a la manifestación del delincuente que a la de los agentes de seguridad? En absoluto.

La presunción de inocencia es un derecho constitucionalmente reconocido con el caracter de fundamental (art. 24 Constitución Española). Para que esta presunción de inocencia pueda verse rota por otra presunción, en este caso la de veracidad del testimonio de los agentes de seguridad, qué menos que estos sean coherentes, lógicos y razonables.

Pero es más, esta es una norma cuyos últimos destinatarios son los Jueces y Tribunales, a los que ha de corresponder analizar y valorar los testimonios de los agentes. ¿De verdad alguien piensa que un Juez va a dar inopinadamente  mayor valor al testimonio del delincuente que al del Policía?

Sí es cierto que con la reforma los agentes han de ser algo más cuidadosos a la hora de redactar sus atestados o verter sus testimonios en los Juzgados. Pero qué menos se puede pedir cuando, como decimos, esos testimonios se convierten en pruebas suficientes para desvirtuar la presunción de inocencia que asiste a la persona enjuiciada.

 

 ES FALSO que prive a los agentes del uso de material antidisturbios, las famosas pelotas de goma. La norma no prohíbe el uso de este tipo de material; pero sí exige establecer unos protocolos específicos que lleven a utilizar siempre los medios menos lesivos. ¿Significa eso dejar desprotegidos a los agentes frente a manifestantes violentos? En absoluto. Los protocolos habrán de establecer respuestas proporcionales y adecuadas que garanticen en todo caso la seguridad de los agentes y también, como decimos, que esas respuestas sean las menos lesivas posibles. Yo no dudo que la voluntad de todo agente de seguridad es no causar daño alguno a terceros en el desempeño de su trabajo, como tampoco ellos deben dudar que la voluntad de todos es que ese trabajo puedan realizarlo en las máximas condiciones de seguridad.

ES FALSO que se vaya a permitir difundir imágenes o datos personales de los agentes. Sigue considerándose infracción grave la difusión de imágenes o datos personales o profesionales de los agentes cuando genere un riesgo a su seguridad o la de sus familias. La reforma en este punto no viene sino a dar cumplimiento a una Sentencia del Tribunal Constitucional.

Y así podríamos seguir.

Esta reforma pretende conjugar el legítimo y pacífico ejercicio de los derechos y libertades civiles, con el mantenimiento de la seguridad y el orden público, dotando a los agentes de más medios, mejores condiciones laborales y una estrategia operativa que garantice la seguridad jurídica tanto de la ciudadanía en el ejercicio de aquellos derechos y libertades, como de los propios agentes en el ejercicio de sus funciones.

El resto, estrategias de desgaste frente a un gobierno progresista, para lo que no importa incluso falsear o inventar lo que la norma no dice.

Como me decía un compañero hace unos días, “nosotros tenemos que explicar mucho para que se entiendan las cosas; ellos, con cuatro ladridos captan adeptos

Pues en eso estamos, en seguir explicando las cosas y que reluzca la verdad.

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