BLOGOSFERA
Marcar la diferencia
A las personas se las puede definir de muchas maneras, porque en realidad es así como somos, de muchas maneras y además todas ellas distintas. Podemos ser buenos o malos, altos o bajos, rubios, morenos, castaños o pelirrojos, podemos ser simpáticos o antipáticos. En cierta forma, somos como los vinos o como los quesos, un tinto es un tinto, un blanco es un blanco, pero no es lo mismo un ribera que un rioja; y, por supuesto, no son iguales que un vino de Sierras de Málaga. Y qué decir de los quesos, un queso es un queso, pero para nada saben igual uno de oveja que uno de cabra.
Pues algo parecido ocurre con las personas, todos somos personas, hasta ahí nuestro punto en común, pero después cada uno es de su padre y de su madre, como diría aquel. Eso nos hace tener una marca especial, poseer un carácter diferente, y hay algunos, muy pocos, que tienen además una impronta distinta.
Hace ya bastantes años tuve la suerte de cruzarme con una de esas pocas personas, de las que tienen una impronta distinta. La suya se caracteriza por surgir de la tranquilidad, de esa tranquilidad que le da el saber que sus convicciones son fuertes y que sus acciones siempre buscan lo mejor porque nacen de esas mismas convicciones. Nadie en nuestro partido duda que es un socialista de raza, de los que quedan pocos, nada estridente, pero siempre eficiente; como igualmente nadie duda de su honestidad y de su buen hacer, de su capacidad infinita de trabajar. Vamos, que si no existiera tendríamos que haberlo inventado. Sé que algunos me llamarán pelota, pero nada más lejos de la realidad. Si hubiese querido ser un pelota, esto lo habría escrito hace años y no ahora. Soy plenamente consciente de lo que escribo y además sé que casi todos los compañeros y compañeras del partido dirían: «Yo lo suscribo». Lo cierto es que lo hago ahora porque creo que es momento de mostrar gratitud, gratitud por lo que me has enseñado, por lo que me has aguantado y por lo que me has sufrido, aunque espero que esto último haya sido lo menos.
Amigo, creo que la vida en política no es la supervivencia, la vida en política es marcar la diferencia para que cuando esta acabe puedas decir desde la reflexión y el conocimiento: «Eso lo hice yo». Querido José Luis, creo que, aunque tu vida política dista mucho de haber acabado, tú ya puedes decir eso lo hice yo, sobre todo porque además es evidente que la diferencia la has marcado. Por cierto, tal vez debería haber buscado otro ejemplo en lugar del queso, ¿verdad?