El pasado miércoles el pleno del Parlamento de Andalucía aprobó las enmiendas a la totalidad presentadas por la oposición al proyecto de presupuestos para 2022 elaborado por el Gobierno andaluz de Partido Popular y Ciudadanos, lo que supondrá la prórroga de las cuentas actuales.

El fracaso de la Ley de Presupuestos para el año próximo podría tener como consecuencia un adelanto electoral a marzo o abril. De no ser así, las elecciones se celebrarían en el otoño de 2022 que es cuando tocan.

En mi opinión, lo más significativo de lo ocurrido la semana pasada es la ruptura de VOX con el Partido Popular. Fue el partido de ultraderecha quien sentó a Moreno Bonilla en la presidencia de la Junta tras un pésimo resultado y sin ganar las elecciones. Ha sido VOX quién ha permitido la aprobación de tres presupuestos y, ha sido VOX, quien no ha permitido ahora la aprobación de las cuentas por cuarto año consecutivo por un interés puramente electoral, como ha venido clamando desde el pasado verano. Para el partido de extrema derecha ya sólo existe un interés y no es precisamente el de la ciudadanía, sino sentar a uno de sus miembros en la vicepresidencia de la Junta de Andalucía.

Si la posición de VOX es cuestionable, más aún lo es la de los partidos del Gobierno: Partido Popular y Ciudadanos. La estrategia del ejecutivo andaluz estaba marcada desde el pasado mes de septiembre, y basta para contrastarla reproducir las palabras del vicepresidente Marín, conocidas recientemente en un audio publicado por la Cadena SER.

“Como Gobierno no nos interesa aprobar los presupuestos en año electoral, es estúpido”. “Por cálculos electorales, el Gobierno andaluz prefiere no aprobar unas nuevas cuentas publicas, sino prorrogar las actuales”. “Podemos presentar unos presupuestos para que no nos los aprueben”. “La campaña electoral comienza en enero y hay que quitarle al PSOE (y a Juan Espadas) la posibilidad de demostrar su utilidad”. “Los nuevos presupuestos implicarían recortes y supondrían un lastre en año de elecciones”.

Este audio de Juan Marín en el que desvelaba la estrategia de los partidos que conforman el Gobierno andaluz, reventó toda posibilidad de alcanzar un acuerdo con el PSOE, que a través de su secretario general, Juan Espadas, ofreció a principio del mes de septiembre un pacto de presupuestos “excepcional” a Moreno Bonilla.

Partido Popular y Ciudadanos, Moreno Bonilla y Marín, ya habían decidido lo que querían hacer con antelación, presentar por cálculos electorales unos presupuestos para que no se los aprobasen, anteponiendo la táctica y el interés partidista por encima de los intereses generales de los andaluces y andaluzas.

En el debate de las enmiendas a la totalidad, la portavoz del PSOE, Ángeles Férriz, retaba al Gobierno de la Junta a recoger el presupuesto e incluir en el mismo las diez propuestas de los socialistas cifradas en 767 millones de euros, para lograr su apoyo a las cuentas del año próximo. Vano intento, porque como ya se sabe, ni Moreno Bonilla ni Marín van a permitir al PSOE demostrar utilidad alguna.