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Metro, ¿Sí o no?
El asunto del metro está generando en el alcalde de Málaga durante los últimos meses una actitud contradictoria y errática, según con quién se reúna o le pregunten contesta una cosa o la contraria.
Con la actitud mantenida por el regidor se está poniendo en riesgo la viabilidad de la mayor obra que hay en la ciudad, el metro. Si continúa esta indecisión, las futuras inversiones que puedan venir a Málaga se ponen en riesgo. Se está llegando a un punto de no retorno que afectará a los posibles grades avances de la ciudad moderna.
Un riesgo que empieza en la pérdida de su propia credibilidad, en la falta de lealtad. Se reúne con un grupo de vecinos y les dice que no habrá metro en superficie o se reúne con el consejero de Fomento y cambia de opinión para no pagar las aportaciones comprometidas y firmadas por él mismo.
Si de verdad se quiere cumplir con lo acordado, como alcalde de la ciudad, tiene que hacer lo que se aprobó por unanimidad en el Pleno del Ayuntamiento a propuesta del Grupo Municipal Socialista: Se insta a que, conjunta y simultáneamente, la Junta y el Ayuntamiento convoquen cuantas reuniones sean necesarias con los vecinos de todas las zonas afectadas y den garantías de que las obras planteadas se harán de la forma más eficaz y rápida, con las menores molestias y con un plan de promoción y apoyo a los comercios de la zona para que sufran el menor perjuicio posible.
En la reunión que De la Torre mantuvo con los vecinos de Bailén-Miraflores y en el Pleno del pasado lunes le preguntaron ¿Defiende el Sr. De la Torre, y su equipo de gobierno, el trazado del metro decidido y firmado en el protocolo de intenciones en 2013? ¿Sí o no? Los vecinos y el que suscribe esta tribuna no conocemos aún la respuesta del Sr. De la Torre. Si la respuesta hubiera sido afirmativa, seguro que habría elementos técnicos, mejoras en el proyecto, medidas de apoyo a vecinos y comerciantes que ofrecieran la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento y que hicieran posible el consenso. Si por el contrario la respuesta hubiera sido negativa, el alcalde no defendería lo que firmó, y si en las reuniones con los vecinos se ha ido alimentado el no vecinal, entonces no hay fuerzas para convencer a nadie, ni voluntad de hacerlo por su parte.
La negativa de continuar con la prolongación de la Línea 2 hasta el hospital civil no es baladí. Lo sabe y lo oculta. Sabe y conoce, porque se lo han dicho desde todas las partes implicadas, que como consecuencia de lo firmado en el protocolo de intenciones de 2013 se alcanzaron unos acuerdos contractuales con el Banco Europeo de Inversiones y con las empresas que componen la concesionaria cuya vuelta atrás sería muy costosa en términos económicos y de difícil reparación en términos reputacionales, para Málaga y para Andalucía. ¿Quién va a firmar acuerdos de inversión donde no se cumple lo firmado?
El viernes pasado Francisco de la Torre anunció, a bombo y platillo, que el fin de semana hablaría con la concesionaria y con el BEI para buscar una solución al trazado. ¿Puede informarnos cómo le fue en esas conversaciones? ¿No es cierto que todas las partes le dijeron que el coste de dar marcha atrás es tremendo e irreparable? ¿Es cierto que la firma del contrato de venta de acciones de algunas empresas malagueñas a un fondo internacional ha sido suspendido hasta aclarar estas incertidumbres?
Cuando se proponen trazados alternativos, el regidor sabe que eso no forma parte del debate actual porque no es posible. Los contratos firmados son con respecto a un trazado, una inversión y unos plazos, cerrados. Que si se cambian estas condiciones pactadas y firmadas con garantías resolutorias, los costes serán elevados, y que deberán responder los responsables del incumplimiento. Si se deciden otros trazados, hay que hacer nuevos proyectos, nuevos estudios, nuevos plazos y buscar nuevas fuentes de financiación.
El punto que el alcalde presentó en su moción, y con el que no contó con el apoyo de la oposición, decía: En caso de que las conversaciones con los vecinos no fructificasen y continuase latente su oposición al proyecto, estudiar la posibilidad de acometer otros trazados alternativos para destinar la inversión prevista (41 millones de euros) en el tramo en superficie al Hospital Civil, siempre que no suponga un incremento de dicha inversión y se garanticen el mismo número de viajeros, así como unos plazos que sean compatibles con la financiación global del proyecto.
Si estamos convencidos de la necesidad de que el metro llegue a nuevos puntos neurálgicos de la ciudad, como el PTA - que por cierto está comprometido por el Gobierno Central el tren de cercanías - hay que reivindicarlo juntos.
Pero no juguemos a seguir azuzando enfrentamientos, a decir hoy una cosa y mañana otra, a poner en peligro inversiones e infraestructuras que Málaga necesita, las que su desarrollo exige, porque la sostenibilidad, la fluidez de la circulación, la bajada de la siniestralidad y la conquista de espacios para los ciudadanos nos debe hacer exigentes y efectivos.