BLOGOSFERA
Foto retocada
El pasado jueves asistí, en el Ateneo de Madrid, a la presentación del libro de Jordi Sevilla Seis meses que condujeron al rescate. De modo que tuve la oportunidad de ser testigo de unos hechos que han tenido bastante trascendencia mediática. Me refiero a la polémica sobre el saludo entre José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez. Es verdad que una parte de los hechos los vi por televisión y otra parte con mis propios ojos. Al volver a casa vi por televisión lo que sucedió mientras ambos estaban fuera del salón en el que tuvo lugar la presentación de libro; con mis ojos vi lo que ocurrió en aquel salón. Y lo que ocurrió es que, en su intervención, Pedro Sánchez alabó al presidente Zapatero, y que el presidente Zapatero fue de las personas que aplaudió con más entusiasmo a Pedro Sánchez. Al terminar ambos se abrazaron y charlaron amigablemente un rato. Por cierto que el periódico de mayor tirada del país publicó una foto de ese momento, en la que se ve a ambos dirigentes dándose un abrazo y sonriendo. Eso sí, el titular de la noticia, que reza Sánchez y Zapatero se saludan con frialdad en un acto en Madrid, contradice lo que se ve en la foto.
Lo que vi por televisión fue una cosa bien distinta. Y es que, cuando entraban en el salón de actos el editor y el autor del libro, acompañados de Josep Piqué, el presidente Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez les pidieron que posaran los cinco; y mientras posaban, algunos fotógrafos les pidieron a Sánchez y a Zapatero que se dieran la mano. Lo que les obligaba a hacer una extraña maniobra, dada la posición en la que estaban situados, y que además marginaba del saludo a los otros tres, incluido el autor del libro y natural protagonista del evento. Estoy convencido de que los periodistas que pidieron que se dieran la mano no lo hicieron con mala intención, pero lo cierto es que intervinieron en la realidad, la cambiaron. Digamos que contaminaron los hechos. Entiendo que hay una distancia cualitativa entre la práctica normal de pedir que se repita un saludo que no se ha podido captar por algún fotógrafo, y la de pedir que se realice para la cámara un acto que no se ha producido. En el segundo caso el fotoperiodista no da cuenta de una noticia, sino que la produce.
Uno podría pensar que todo esto no tiene importancia, y para muchas personas no la tiene. Pero lo cierto es que, tenga o no importancia, lo que tiene es mucha influencia en nuestro juicio de los hechos. A estas alturas la psicología ha aportado suficientes demostraciones de cómo se puede condicionar el pensamiento de las personas. Cuando se enmarca en una explicación determinada un cierto hecho luego es muy difícil deshacer el marco. Y ya puedes ver a los dos líderes socialistas abrazándose que, como decía Groucho Marx, creerás antes al titular de la noticia que a la fotografía.
A todo esto, el libro de Jordi Sevilla está muy bien, porque nos enseña cómo fue retocada la foto de la situación económica entre 2011 y 2012; y también demuestra, por cierto, lo corta que es la memoria y lo largo que es el olvido.