BLOGOSFERA
Programa, programa, programa
Los economistas Vicenç Navarro y Juan Torres acaban de elaborar un documento de 68 páginas titulado Un proyecto económico para la gente, que va a servir de base para el programa económico de Podemos, partido político en boca de todos. Vaya por delante un aplauso a la transparencia de esta propuesta, que puede descargarse desde numerosas plataformas cosa que no ha ocurrido con las recetas mágicas ofrecidas por el Consejo Español para la Competitividad y su documento España 2018- y mi simpatía personal hacia sus autores. Soy amigo de Juan Torres desde hace años, y los libros de Vicenç Navarro ocupan un espacio destacado en mi biblioteca, muy especialmente Bienestar insuficiente, democracia incompleta.
Sin embargo, esta amistad y simpatía por sus trayectorias e ideales no puede ser obstáculo para analizar algunas de sus propuestas más destacadas con criterio propio. El análisis y diseño de políticas públicas es un asunto complicado, y aunque el profesor Navarro haya ocupado una Cátedra nada menos que en la John Hopskins University, uno de los centros académicos más prestigiosos del mundo, confieso que me han llamado la atención algunas cuestiones, sobre todo por lo que pueden suponer a la hora de ofrecer incentivos perversos a la sociedad.
Por ejemplo, leo que se propone una especie de paga a las madres solteras. A priori suena interesante y muy benéfico. Pasaremos por alto que mis propios hijos nacieron de madre soltera, en una familia estructurada y con ingresos adecuados. Pero además sabemos que propuestas de este tipo pueden tener un efecto contraproducente. Cuando en 1997 llegó al poder Tony Blai, puso en marcha un programa similar, de manera que la epidemia de embarazos no deseados de adolescentes británicas intentó paliarse con la entrega de una vivienda pública es decir, gratuita- a las madres solteras menores de edad. El resultado fue que se triplicó en sólo un año el número de embarazos de adolescentes británicas, que vieron en esta medida social un atajo para disponer de una vivienda propia, siempre cara y difícil de conseguir en algunas partes de Inglaterra.
Otra de las propuestas estrella del documento se refiere a la cacareada Renta Básica, que parece que ya no va a ser universal. Hace veinte años el PSOE organizaba potentes cursos de formación para sus cuadros intermedios, y ya en 1994 en la tristemente desaparecida Escuela Jaime Vera leímos a Philippe van Parijs y su propuesta de renta básica universal, que pretendía ser la vía capitalista al socialismo. Sobre el papel es interesante una renta incondicional que evite la explotación laboral, dé poder de negociación a los empleados y permita incluso una cierta reconversión de la clase trabajadora, pero en un contexto como el actual me pregunto en voz alta si tiene sentido transferir varios miles de millones de euros al año a cientos de miles de personas a cambio de nada. Navarro ha dicho que esa renta sólo será para personas que carezcan de ingresos por causas ajenas a su voluntad, y me gustaría saber quién y cómo va a determinar que se está haciendo justicia social, porque sin rigor en la aplicación de esta medida sencillamente estaríamos destinando un mínimo de 25.000 millones de euros al año (según un reciente estudio del catedrático de la UNED Juan Gimeno) a financiar la pereza, un lujo difícil de defender en estos momentos.
Pese a todo, hay que saludar con alegría este ejercicio propositivo, sobre todo cuando viene de la mano de dos de los catedráticos más combativos del acomodado panorama nacional. Sería bueno que sirvieran para la reflexión y no para el insulto o la grosería. En un país tan lleno de líneas rojas y tan habituado a la ausencia de debate académico de sólida tradición británica- ojalá que seamos capaces de articular una salida rápida, democrática y social de este oscuro laberinto en el que nos ha metido la crisis. Por encima de las siglas están las personas. Y a millones de ciudadanos españoles hay que ofrecerles un programa realista y a la vez esperanzador. Ése y no otro es el reto que tenemos.