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José Andrés Torres Mora

Abstenerse cínicos


Los que quieren exculpar a los timadores dicen que estos sólo se aprovechan de la codicia y la maldad humanas. En el timo de la estampita el timador usa a un niño como cebo, o se hace pasar por una persona de cortas luces, y ofrece a su víctima la oportunidad de aprovecharse de esa circunstancia. Efectivamente, no deberíamos compadecer al timado; pero exculpar al timador es un buen ejemplo de lo que es el cinismo. El cínico apela a nuestro sentido de la justicia cuando nos dice que el timado es una mala persona porque se intentaba aprovechar de las aparentes cortas luces de su víctima. Sin embargo, con el timo, no ha triunfado la justicia, como quiere hacernos creer el cínico, sino todo lo contrario.

El cínico tiene una inamovible mala opinión de la naturaleza humana. No cree que sea posible la mejora o el cambio, y ve en el empeño de los demás por mejorar las cosas una magnífica oportunidad de diversión o hasta de negocio. Como él “sabe” que las cosas no se pueden cambiar, el cínico está decidido a sacar el mejor provecho personal del intento de los ingenuos de cambiar las cosas, e incluso se alía con ellos, pero el cínico siempre tiene un plan B.

Nada más comenzar la presente legislatura, el Gobierno cambió el sistema de elección del presidente de Radio Televisión Española (RTVE). Hasta ese momento estaba vigente el sistema propuesto en 2006 por el presidente Rodríguez Zapatero, que exigía los votos de dos tercios de los diputados, es decir, un amplio consenso parlamentario, en el que el PP participó cuando estaba en la oposición. Una vez en el poder, los líderes del PP sacaron su plan B, y la vicepresidenta del Gobierno justificó el cambio en la ley arguyendo que la mala situación de la corporación de RTVE no permitía perder el tiempo necesario para alcanzar un consenso. De modo que eligieron, sin consenso, al presidente de RTVE que ha llevado a la televisión pública a los más bajos niveles de audiencia y, con la ayuda del ministro Montoro, a una situación económica tan insostenible que ha forzado su salida.

Estos días el Congreso de los Diputados vuelve a elegir, por mayoría simple, al nuevo presidente de RTVE, también una persona de estricta obediencia al Gobierno del PP, y que está puesta ahí para ayudarle a ganar las próximas elecciones. En este caso no han puesto ninguna excusa de urgencia o necesidad, el Gobierno ha dejado claro lo que pensó siempre: que la televisión pública está a su servicio.

Quienes lo han puesto no esperan que el nuevo presidente arregle los problemas que tiene la corporación en el año que va a estar en el cargo, pero lo cierto es que tampoco va a poder hacer que el PP gane las próximas elecciones. Y la verdad es que me gustaría saber cuál será el plan B de los líderes del PP para la próxima legislatura. Por cierto, los banqueros de Frankfurt, que no deben de ser muy ingenuos, también se están haciendo la misma pregunta.

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