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En memoria de Pedro Aparicio
La muerte no puede ser y no ha sido la causa por la que nos detenemos en el recuerdo glorioso de la figura del primer alcalde democrático de la ciudad de Málaga: el regidor socialista Pedro Aparicio. Es por esto que viene a colación que en primavera de este año publiqué una tribuna en la que ensalzaba al alcalde socialista y nada nos hacía presagiar este triste final en ese momento. Nunca es fácil hablar de un compañero y amigo después de su muerte. Las palabras parecen huecas e insuficientes para describir con nitidez lo que significa el sentimiento que envuelve la figura de Pedro Aparicio para la familia socialista malagueña. Marca el ejemplo a seguir, la transformación de la ciudad, la victoria en democracia con el valor que eso conlleva y la figura que todos respetan.
Reivindicar desde el sentimiento de pertenencia a la misma familia se nos hace una obligación desde nuestras filas políticas. Somos lo que nuestros antecesores han creado. Gracias al trabajo ingente de grandes personalidades de la política como Pedro Aparicio podemos estar ejerciendo nuestro papel actualmente. El legado aquí se convierte en un preciado tesoro del que enorgullecernos a diario, para poder usarlo como referente en la política con la que queremos identificarnos, si la ciudadanía malagueña quiere volver a darnos su confianza para gobernar la ciudad.
Algo que nos puede parecer tan lejano como la pavimentación, saneamiento y acerado de barriadas tuvo el sello de Pedro Aparicio en cincuenta y dos barriadas periféricas. La creación de los distritos municipales, compra y rehabilitación del Jardín Botánico de la Concepción o el Parque del Oeste también reconocen la mano de Pedro Aparicio. Eliminación de los depósitos de Campsa, nuevas instalaciones de la EMT o nuevos parques de bomberos en distritos entre otras muchas actuaciones marcan la huella indeleble de Pedro Aparicio en la ciudad de Málaga.
Málaga nunca podrá cerrar los ojos y obviar la gran transformación que supuso para ella el hecho de que un gran hombre socialista como Pedro Aparicio la rigiera entre 1979 y 1995.
Hay hitos en su trayectoria, especialmente culturales, en la ciudad como el Teatro Miguel de Cervantes que lo observes como lo observes siempre tendrá la impronta de Pedro Aparicio. Sin el mencionado teatro, sin el Archivo histórico y sin la Casa Natal de Picasso Málaga no sería la Málaga que todos, dentro y fuera de la ciudad, reconocemos como nuestra. Pablo Ruiz Picasso, el malagueño universal como recogen numerosos ejemplares de enciclopedia, volvió a Málaga para quedarse. Se reconcilió con su pasado y su nacimiento y, esa figura tan trascendental para el arte del siglo XX, lo hizo de la mano de Pedro Aparicio.
Tengamos siempre en nuestra memoria a este alcalde socialista amante de la música y que siempre quiso lo mejor para nuestra ciudad y hacerla nuestro paraíso.