BLOGOSFERA
La izquierda y la economía
La muerte repentina de Emilio Botín y de Isidoro Álvarez, patriarcas empresariales del Banco Santander y de El Corte Inglés respectivamente nada más y nada menos- ha desatado en las redes sociales una avalancha de comentarios nada complacientes, en muchos casos vergonzosos, ajenos al buen gusto y, lo que es más preocupante, firmados por personas con demostrada solvencia intelectual y profesional.
Esta manía española de atacar a los indefensos, de buscar venganza y de criticarlo todo no parece tener parangón en Europa. Como todas las figuras relevantes Botín y Álvarez han tenido sus luces y sus sombras, pero el primero cogió un banco de provincias y lo convirtió en uno de los principales bancos del mundo, y el segundo continuó con un modelo de negocio que ha permitido crear y mantener miles de puestos de trabajo y dar un enorme dinamismo comercial a nuestras ciudades.
Por supuesto, podemos hablar de desahucios, de libertad sindical, de impuestos, de muchas sombras. Pero es radicalmente injusto poner el foco tan sólo en lo oscuro, como si del empuje de dos personas como las que han fallecido no hubiésemos sacado también importantes beneficios que han sido útiles para el país y para el conjunto de la sociedad.
En esta tesitura, cuando hacen falta más personas con empuje y con ganas de arriesgar, hay una izquierda empeñada en derruirlo todo. Como si el crecimiento económico y la creación de empleo fuesen a venir de las piedras o de otro planeta. O de la magia. Cuando la necesidad más urgente y perentoria de Europa y de España para atajar los dramas personales y la fractura social no es otra que volver a crecer, impulsar la economía y poner toda la atención de las políticas públicas en la creación de empleo y en la calidad del empleo, hay una izquierda múltiple cuya apuesta parece ser el inmovilismo, cuando no la involución pura y dura.
El Primer Secretario del Partido Socialista francés, Jean Cristophe Cambadélis, ha manifestado en una entrevista muy reciente que no hay un solo socialista a favor de la ruptura con el sistema capitalista. Pues bien, vamos a decirlo sin complejos. No queremos apostar por inútiles economías centralizadas o planificadas que han demostrado su fracaso. No queremos un conservacionismo irracional y ajeno a las necesidades de las personas. No queremos una sociedad que persiga a sus emprendedores, que hace de cualquier empresario un sospechoso. Como tampoco queremos un capitalismo salvaje que sólo pisotea derechos y convierte al ser humano en simple mercancía. Crecimiento y empleo es lo que queremos, con justicia social y sostenibilidad ambiental.
Por lo tanto, a esa izquierda que crece en las encuestas y se multiplica en los medios habría que preguntarle por sus recetas y planes económicos para crear cientos de miles de puestos de trabajo, en un mundo donde todos compiten con todos. ¿Volver atrás? ¿Prohibir el comercio, recuperar las viejas monedas, rescatar las fronteras? ¿Intervenir las empresas, los mercados, los precios? ¿Crecer por decreto-ley? Una cosa es recoger el descontento y otra muy distinta gobernar con sentido común y con las herramientas realmente disponibles. Con las cosas de comer no es bueno jugar. Muy pronto lo comprobaremos.