BLOGOSFERA

José Andrés Torres Mora

Castigos de los dioses


En alguna ocasión he argumentado en estas páginas contra la opinión de quienes creen que la democracia consiste exclusivamente en el gobierno de la mayoría. Para esas personas lo importante es saber contar. Desde su punto de vista la asignatura de educación para la ciudadanía huelga, para formar a un buen demócrata a ellos les basta con la aritmética elemental. Siempre me pregunté cómo nuestro país pasó de la dictadura a la democracia de la noche a la mañana; creo que a estas alturas el asunto está claro: sabíamos contar. Mientras la dictadura se empeñaba en adoctrinarnos con la Formación del Espíritu Nacional, los subversivos profesores de mates ponían los sólidos cimientos de la democracia bajo la taimada excusa de que estaban enseñándonos a sumar.

Sin duda el poder de la mayoría es un avance hacia la democracia, pero democracia significa poder del pueblo, no poder de la mayoría. Es algo más que un matiz. La idea de mayoría es una aproximación operativa a la idea de pueblo, pero no es la misma idea. El número importa, porque no es lo mismo hablar en nombre de todo el pueblo cuando se tiene el 51% de los votos que cuando se tiene el 90%, pero incluso el 90% ha de tener en cuenta que el 10% restante también es el pueblo.

Que los autores de la propuesta del gobierno sobre la reforma del sistema de elección de alcaldes saben más de aritmética que de educación para la ciudadanía es obvio. Aunque su propuesta de que el 40% pueda valer como el 51%, no deja de ser un cálculo peculiar. Pero que la minoría política más grande quiera arrogarse la representación de todo el pueblo es algo inaceptable, por mucho que las minorías más pequeñas también lo intenten en su retórica diaria. Precisamente es cuando esa retórica se convierte en leyes, incluso hechas por otros, cuando se descubre todo su peligro.

En nuestro país hay unos que hacen el discurso radical y otros que lo llevan a la práctica. Podemos dice que hay que limitar el sueldo de los parlamentarios a 1.900 euros y la señora Cospedal decide no pagarles nada, a radical no le van a ganar a ella. Cuando UPyD se lanza a hacer el discurso de que sobran políticos, siempre hay un presidente de una comunidad autónoma del PP que decide quitar la mitad de los parlamentarios y duplicar los cargos de libre designación para hacer más fuerte su poder y más débil al parlamento. Si IU dice que los políticos están muy alejados de los ciudadanos, entonces el PP propone crear circunscripciones uninominales, que no sé si acercan a los políticos a los ciudadanos, pero lo que es seguro es que se cargan la proporcionalidad en la representación y llevan a la desaparición de IU de las instituciones. Y es que, puestos a ello, al PP no le va a ganar nadie a debilitar la democracia representativa. A falta de un debate riguroso sobre las necesidades de nuestra democracia, el gobierno se sube a la ola antipolítica para aprovechar la fragmentación de la izquierda.

Decían los griegos que los dioses castigan a los hombres cumpliendo sus deseos, exactamente de la misma manera que el PP castiga a los populistas y radicales (y, por desgracia, a todos los demás). Ojo con lo que deseamos.

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