Hacienda contra el Pueblo

La redacción de la Constitución de los Estados Unidos de América –“We, the people…”- permite que conozcamos todo tipo de casos judiciales en los que el Estado actúa en nombre del pueblo. Cientos de películas y series de televisión nos han familiarizado con la fórmula “El pueblo contra”. Cuando se defiende la ley, se hace en nombre del pueblo. El Estado se convierte así en su máximo valedor, protector y representante.

No parece ocurrir lo mismo en España. En estos días de campaña para las elecciones europeas, recorriendo de nuevo los pueblos de Málaga, tierra de emigración, son decenas los emigrantes retornados que se acercan al PSOE preocupados por sus pensiones y por la actuación del Ministerio de Hacienda, tan firme con los débiles como sumiso ante los poderosos por obra y gracia de Cristóbal Montoro.

En Cuevas del Becerro tuve la oportunidad de charlar un rato con José Lozano. Este hombre, como muchos otros hombres y mujeres, merece un reportaje. Su hermano emigró a Bilbao en los años 50 del siglo pasado, y desde allí se fue a Australia, embarcando en el Montserrat en el puerto de Santurce. Dos meses tardaría la travesía, de viejo que estaba el barco. Ya en Australia tiró de José, que estuvo tres años en el desierto excavando túneles y haciendo conducciones de agua, rodeado de canguros y abrasado por el sol inhóspito de aquellas tierras. Más tarde se fue a Bruselas, donde pasaría 25 años, y ahora, jubilado en su pueblo natal, con una pensión sudada como pocas en este país de pacotilla, vive preocupado por el asedio de Montoro a quienes construyeron con sus propias manos el porvenir de los países más avanzados del mundo.

A nuestros emigrantes, que salieron de España huyendo del hambre y la miseria y la ausencia de libertad, que enviaron sus salarios cuando España necesitaba divisas, que aprendieron en la Europa de los sesenta lo que era vivir en libertad, con derechos y democracia, su país no les premia con homenajes, con placas o glorietas. A toda esa generación que sacó adelante a un continente entero Hacienda les roba el sueño. Desde la llegada al poder del PP los emigrantes retornados han sufrido casi 30.000 inspecciones de Hacienda (datos de una respuesta parlamentaria del Gobierno a preguntas del PSOE). Los millonarios han disfrutado de una amnistía fiscal en toda regla; los trabajadores sufren una escandalosa persecución fiscal, injusta y vergonzante.

No se trata de mezclar, pero sí de poner de manifiesto que también en estas elecciones se decide sobre este tipo de cosas. Podemos poner a Hacienda al servicio del pueblo, luchando contra el gran fraude fiscal y procurando que las grandes empresas y las multinacionales paguen lo que les corresponde, o podemos seguir permitiendo que Hacienda trabaje contra el pueblo, persiguiendo sólo a los más débiles e indefensos. Son dos formas de entender el papel del Estado. Desde el PSOE lo tenemos claro. El pueblo, espero que también.