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Juan Alcover Robles

El uso racional del agua. El derecho a un bien básico


Ana es pensionista, su familia, tres niños y ella. Difícilmente llega a final de mes para dar de comer a toda su familia. Su último recibo de agua, 203 euros. Con escasos recursos económicos y amenaza de corte, no puede hacer frente a esa facturación. ¿Podemos consentir que le quiten algo tan básico para la vida como el suministro de agua?

Desde 1993, el 22 de marzo ha sido elegido como el Día Mundial del agua, fecha en la que se hacen reflexiones sobre un recurso cada vez más escaso, con objeto de que las personas hagan un mejor uso del mismo.

Atrás ha quedado aquella concepción del agua como fuente inagotable y de despilfarro consentido. La racionalidad en su uso es política común de todos los gobiernos, a la par que no se debe olvidar que su acceso es un derecho fundamental para cualquier persona.

El agua es según la Ley siempre de titularidad pública, pero la realidad nos demuestra que cuando se privatiza su gestión, los ayuntamientos pierden el control del servicio. Una de las consecuencias más graves es el corte del suministro a familias que por razones económicas no pueden hacer frente a su facturación. Se antepone, por tanto, las cuentas municipales al servicio a la ciudadanía.

Ante esta situación de indefensión ciudadana frente a la gestión privada, el gobierno andaluz está estudiando medidas para garantizar el suministro de luz y agua a familias sin recursos. Pero no debería ser el Ayto. de Málaga, el que velase por la garantía de un bien de derecho para todos los malagueños, y haber evitado el corte de agua a esas 6.800 familias que lo sufrieron en 2012? ¿Quién resarce a todas esas familias que años atrás han sufrido el tener que vivir sin agua en su vivienda? En el año 2013, la empresa privada que gestiona el agua en nuestra ciudad, se jacta de haber bajado el número de cortes de suministro de agua hasta los 418 casos.

¿Y alguno de nuestros gestores se ha parado a pensar lo que significa esta fría cifra? 418 familias, muchas de ellas con gente mayor, con bebés, sin poder cubrir sus necesidades básicas. Pero esto es lo que conlleva la gestión privada de nuestros derechos fundamentales para vivir dignamente. Lo importante es la bajada respecto a las cifras disparatadas de 2012 o años anteriores, y que lejos quedan atrás. Esas 418 viviendas que no tienen suministro de agua, son mera anécdota. El triunfo está conseguido, cuantos menos cortes, más ingresos, de eso se trata después de todo.

TRANSPARENCIA

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